¿Cansado de destinos masificados donde ni siquiera puedes tomarte una foto sin que aparezca un desconocido? ¡Tenemos la solución! Nicaragua esconde rincones donde la aventura es genuina, los paisajes se disfrutan sin prisas y la autenticidad es la norma.

Aquí te presentamos tres joyas poco exploradas, donde el tiempo parece detenerse, la paz regala sonrisas sinceras y la naturaleza te recibe sin filtros.

  1. La Garnacha, Estelí

Imagina un lugar donde el aire huele a café recién tostado y las montañas se pierden entre neblinas, donde con solo caminar te transporta a una foto de revista, si, parece poco creíble… ¡Así es La Garnacha!

La Garnacha, es un paraíso de bosques nubosos, cascadas escondidas y senderos bordeados de flores silvestres. Aquí, el silbido de los pájaros remplaza el ruido de la ciudad, y los atardeceres pintan el cielo de tonos dorados sobre campos cultivados.

Sumérgete en la vida rural con un tour por las fincas, aprende a hacer queso artesanal, cuajada o tortillas y prepara tu propio desayuno. Camina por verdes senderos hasta el Mirador La Garnacha, con vistas panorámicas que roban el aliento, o relájate en una cabaña rústica escuchando el murmullo del viento.

Este rincón es ideal para viajeros que buscan slow travel y conexión con la tierra.

  1. El Castillo, Río San Juan

Un pueblito de cuento escondido entre la selva, donde el río San Juan serpentea entre árboles centenarios y el rugir del agua fluye hacia un destino misterioso.

El Castillo es naturaleza pura, aguas oscuras que reflejan el cielo, orillas cubiertas de heliconias y garzas donde la humedad y el verde intenso crean una atmósfera casi mística, como si el tiempo se hubiera detenido.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida por Marlez (@ulisesmarlez)

Explora el fuerte de la Inmaculada Concepción, una fortaleza que resistió piratas, y luego navega en kayak por el río, donde es fácil avistar tortugas y caimanes.

  1. Isla de Ometepe, Rivas

Dos gigantes emergen del lago Cocibolca con sus faldas verdes y sus crestas envueltas en neblina: los volcanes Concepción y Maderas, guardianes de la Isla de Ometepe.

Playas de arena volcánica, aguas termales escondidas y bosques que parecen sacados de un sueño hacen de Ometepe un destino poco convencional.

Escala el volcán Maderas y descubre su cráter; relájate sobre la arena en la playa Santo Domingo, practica kitesurf, sumérgete en el Ojo de Agua o simplemente déjate llevar por la energía única de la isla.

Estos tres destinos son la esencia del undertourism, autenticidad, naturaleza sin filtros y comunidades que te reciben con calidez. Si buscas huir de lo predecible y vivir aventuras reales, guarda estos nombres: La Garnacha, El Castillo y Ometepe.