Un viaje de surf es la solución ideal para olvidar todo este desastre” causado por COVID-19, dice la escritora de viajes, Jen Murphy en Bloomberg, una compañía estadounidense de servicio mundial de noticias y asesoría financiera.

Murphy, reseña que hace 20 años, Nicaragua se ganó su corazón mientras surfeaba en olas del Pacífico. “No habrá mejor lugar para celebrar el regreso a la normalidad que en un país donde la resiliencia se haya arraigado en el espíritu local”, afirma.

En la costa mágica de Nicaragua es donde Jen planea reunir amigos y aclarar su mente después de la pandemia. Promete que, junto a su amigo, Ryley Hasken, surfista californiano, volverá una vez que las restricciones de viajes por el coronavirus hayan disminuido.

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Explica que Nicaragua, apodada por los surfistas como «la tierra de las costas», es el hogar de vientos alisios que soplan sin obstáculos desde el lado del Caribe a través del lago de Nicaragua y el lago de Managua hacia el lado del Pacífico.

Nicaragua, uno de los pocos lugares del planeta con al menos 330 días de vientos marinos cada año. Esos vientos de unicornio crean un oleaje constante, lo que significa que las olas están despiertas todo el día, casi todos los días… Hay una belleza cruda que se siente refrescantemente real e intacta”.

Califica a Nicaragua como el “paraíso para los surfistas” por sus aguas cálidas, largas playas doradas frente a la jungla salvaje y todo tipo de olas imaginables, desde puntos y arrecifes hasta barriles de fondo de arena.

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Para mí, el surf siempre ha sido más que una emoción física. Se trata de la búsqueda y la sensación de descubrimiento en un momento en que todo el mundo se siente descubierto”, agrega.

De su viaje en planes futuros a Nicaragua, escribe que una vez aterrice en Managua, viajará a Chinandega, pasando por la ciudad de León, para disfrutar de sus fritangas y heladerías cerca de la catedral y otras iglesias de tonos llamativos.

Rememora que hace 20 año estuvo en Nicaragua y recuerda bien sus aventuras en el mar y las playas de Chinandega, así como su visita a Rivas, la Costa Esmeralda, Rancho Santana y los pueblos de Gigante y Popoyo, con gente amable y colaboradora.

En su escrito, Murphy destaca que la última vez que visitó San Juan del Sur, fue en 2017, estando en playa Madera con una buena aventura entre amigos de la zona, “que volvería a vivir cuando estuviera en Nicaragua”. También recordó los momentos que pasó en la ciudad colonial de Granada, el lago y el Mombacho.