La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, declaró el 25 de noviembre del 2005 la obra literaria “El Güegüense”, como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
Esta obra de teatro callejero se presenta, sobre todo, en la celebración de las fiestas patronales de San Sebastián, en Diriamba, entre el 17 y el 27 de enero de cada año.
Por ser anónima, también se desconoce dónde fue escrita, pero los conocedores sobre este tema concuerdan que pudo escribirse entre los departamentos de Carazo, Masaya y Granada.
La misma se elaboró, posiblemente, a finales del siglo XVIII y puede ser la primera obra escrita de la literatura nicaragüense y de América luego de la llegada de los españoles.
Fue descubierta, parece ser, por Juan Eligio de la Rocha; su hermano, Jesús de la Rocha entregó una copia en 1874 al médico, explorador y lingüista alemán, Karl Berendt. De esta obra hay tres manuscritos, el de Masatepe, es el más conocido y completo.
Al igual que el escrito de esta obra, el autor de la música es anónimo y consta de 14 sones. La música la grabó por primera vez el musicólogo, Salvador Cardenal Argüello, en 1951 y luego en 1966.
El Güegüense es, además, una pieza del teatro popular callejero, una comedia bailete, que interpretan con gran maestría los jóvenes diriambinos, amantes de los bailes típicos nicaragüenses.
Es un resumen de la fusión de la cultura española e indígena, en la que se representa una sátira y crítica en contra de las autoridades ibéricas, combinando el teatro, la música y la danza.
“La historia gira en torno al encuentro entre las autoridades coloniales españolas y los nativos americanos, representados particularmente por un personaje central, el Güegüense, una figura venerable y respetada en la Nicaragua prehispánica. Este se defiende de las acusaciones lanzadas contra él por las autoridades coloniales gracias a una serie de estratagemas verbales. En lugar de enfrentarse directamente o desafiar a la autoridad, él procura mostrarse siempre cooperativo y conciliador, mientras recurre a artimañas para socavar la autoridad española”, reseña la Unesco.
El nombre proviene de la palabra nahuatl, huehue, que significa antiguo, viejo o sabio. Se sabe que los primeros manuscritos estaban escritos en nahuatl y posteriormente se tradujo al español.
Uno de los diversos manuscritos de la obra de El Güegüense se encuentra en el Instituto de Estudios Latinoamericanos, de Berlín.